
Un maestro Tibetano se hallaba dando una lección, en un momento dando, levantó un vaso de agua y preguntó.
¿Cuánto pesa este vaso de agua??
Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos.
A lo que el maestro respondió:
– El peso absoluto no es importante. Depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo un minuto, no representará un problema, pero si lo sostengo durante una hora, me dolerá el brazo. Si lo sostengo toda la tarde, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso del vaso no ha cambiado, siempre es el mismo. Pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado y más difícil de soportar se vuelve.
Moraleja: Este cuento psicológico nos recuerda que las preocupaciones, los pensamientos negativos o nuestros miedos son como ese vaso de agua . Si pensamos en ellos un rato, no pasa nada. Si pensamos en ellos todo el día, empiezan a doler. Y si pensamos en ellos durante toda la semana, acabaremos sintiéndonos paralizados e incapaces de hacer nada. Por eso, debemos aprender a soltar y dejar ir todo aquello que puede dañarnos.
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